Archive for 2009

9. Edificios de hoja de lata...


Publicado por Arturo Guevara Escobar en

Sin comentarios

.
Estamos acostumbrados a ver elementos arquitectónicos representativos de cada ciudad, ligados a los nombres de quienes los construyo o patrocinó, como símbolos de poder y de orgullo local; así tenemos actualmente la torre Sears, en Chicago el edificio Chrysler en Nueva York, en la ciudad de México la Torre de PEMEX o la Latino Americana, el nombre es por la compañía de seguros Latino Americana; es una historia larga pues durante siglos las ciudades han competido entre ellas construyendo edificios cada vez más altos, pirámides, zigurats, torres, catedrales, mausoleos, etc.

En esa carrera por las alturas James Borgardus inventor, arquitecto y empresario neoyorquino, tiene mucho que ver. En la década de 1850 ante la disponibilidad comercial de hierro fundido a bajo costo en los Estados Unidos, empieza a diseñar componentes arquitectónicos para la construcción de edificios, con una gran aceptación en su país, Inglaterra y Francia principalmente.

La técnica del hierro fundido permitía imitar las tradicionales fachadas de cantera a un precio más económico, y los módulos estructurales así producidos eran a su vez más ligeros y sutiles que su contraparte pétreo, con un rendimiento similar, por lo cual se eligió ésta técnica para edificios comerciales, y en aquellos donde era importante ahorrar espacio, fábricas, bodegas, teatros, templos, faros, etc., usando más un sistema de carga por medio de columnas en vez de muros, antecedente directo de las estructuras de acero.

No solo nos referimos a la posibilidad de crear elementos decorativos, como podrían ser balaustradas, barandas o canceles; o por otra parte componentes estructurales: trabes, viguetas, columnas, etc., hablamos de la posibilidad de crear edificios enteros con hierro fundido.

El auge de los edificios de hierro fundido es la segunda mitad del siglo XIX (1850-1880), para ser desplazados por las nuevas técnicas constructivas a base de estructuras de acero.

Un edificio de hierro fundido con buen mantenimiento pasaría desapercibido en cuanto a su material, apareciendo ante nosotros como un edifico tradicional, donde se usara piedra y ladrillo.

Arriba: fachada del Palacio de Hierro, por medio de la fotografía nadie se podría imaginar que es un edificio construido de hierro fundido. Pero mirando la fotografía de su interior en el departamento de sombreros para dama, es clara la columnata entere los aparadores, y se puede percibir lo delgado de sus muros exteriores.

El primer edificio de estas características en la ciudad de México fue el de la tienda departamental “Palacio de Hierro” construido en 1891. En aquel entonces no se le llamaba así y el pretendido edificio albergaría a la tienda “Las Fábricas de Francia”; a medida que avanzaba la obra la gente se preguntaba con curiosidad qué palacio se estaba construyendo. La curiosidad se convirtió en asombro cuando observaron que imponentes grúas manejaban vigas enormes de acero y de hierro que fueron traídas desde Bélgica, y lo empezaron a llamar “Palacio de Hierro”, de tal forma fue la aceptación popular del nombre que los socios de la tienda optaron por cambiar el del su establecimiento. Desgraciadamente, el 15 de abril de 1914, un incendio que empezó en uno de los aparadores de las calles de Monterilla, hoy 5 de febrero, destruyó totalmente el inmueble.

El Palacio de Hierro, no era un edificio enteramente de hierro fundido, como la fotografía manifiesta, se usaron elementos pétreos, aunque por su porcentaje de componentes se considera un inmueble en hierro fundido.

Por algunos años con sus cinco pisos fue el edificio de uso civil más alto de la ciudad de México y el primero con elevador, pues la catedral Metropolitana en sus torres alcanza los 67 metros de altura superándolo por mucho.

Para 1911 otro edificio sería llamado el primer rascacielos de México, en realidad el primer edificio considerado realmente rascacielos es el de “La Nacional” del año de1932, Av. Juárez nº4 con 10 niveles. De quien hablamos solo contaba con 7 pisos…Se trataba del edificio en la Calle de Nuevo México nº6 esquina San Juan de Letrán, construido por el Ingeniero Gore, y de quien tomaría el nombre.

Este edificio se conoció de dos maneras más, en 1912 apenas terminado el edificio Heliodoro J. Gutiérrez instala en su último piso su estudio fotográfico, podemos suponer que el fotógrafo tuvo ingerencia durante su construcción, dado que el espacio estaba completamente adaptado a sus necesidades, lo cual implicaba un amplio salón. Colocó unos espectaculares a lo largo de lo más alto de todas sus fachadas donde se leía: “Fotografía Fotografía Marst”; siendo el edificio más alto de la ciudad, y en una zona sin rivales todo mundo podía ver el anuncio desde cualquier punto cardinal y se le refirió como edificio “Marst” durante más de una década.

Es de llamar la atención como un fotógrafo vinculado al edificio donde realizaba su profesión, ocupa un lugar en la corta lista de edificios con el titulo de haber sido el más alto de la ciudad, todos lo otros casos nos encontramos con grandes empresas, particulares o estatales, o potentados de la economía. Alguien con justa razón puede decir su Ego era de ese tamaño... en el corto periodo de tiempo de vida del régimen Maderista 1911-1913, fue uno de los más influyentes estudios fotográficos.


El otro nombre fue: “El edificio de hoja de lata”. La pregunta es el porqué del mote, al haber pocas referencias del edificio podríamos pensar que se trató de otro caso de construcción enteramente en hierro fundido, y por la pequeñas dimensiones de la planta del edificio, sin dudas una opción muy conveniente. En la fotografía anterior en su pie se lee: Edifico Gore y se aprecia claramente el letrero de "FOTOGRAFIA". En el 4º, 5º, y 6º pisos, en sus ventanas del extremo izquierdo se puede percibir que la fachada Sur también tenía ventanería, y que los muros eran muy delgados. En 1925 H. J. Gutiérrez deja el inmueble, para ser ocupado por el fotógrafo Apolonio Méndez , y su estudio "Jaris".

El arquitecto Carlos Contreras concibió a principios de los 30’s un proyecto de la apertura y prolongación de algunas calles en el Distrito Federal, con el propósito de cruzar la urbe con una serie de avenidas y circuitos, previendo el crecimiento de la misma. En su estudio de trazo, San Juan de Letrán constituyó el eje que cruzaría la ciudad de norte a sur, idea que posteriormente afirmaría Carlos Hank Gonzales al convertirla en el Eje Central.

La idea era ligar Tlalnepantla con el arranque del camino a Cuernavaca. La ampliación, alineación y prolongación del primer tramo que corría de la Avenida Juárez (Plaza de Bellas Artes) hacia el sur, hasta el Mercado Hidalgo (calzada del Niño Perdido y calle de Dr. Pasteur), tenía prevista una anchura de 35 metros de paño a paño de construcción y las demoliciones afectarían únicamente la acera poniente.

El 24 de junio de 1933 se emprendieron los trabajos y en las primeras seis calles fueron demolidos varios inmuebles; algunos eran los vestigios de obras virreinales, tales como el Hospital Real y el Asilo Matías Romero, así como otras del siglo XX, como el edificio Marst.


Otra imagen cortesía de Carlos Villasana, finales de 1933, el proceso de demolición de los edificios sobre San Juan de Letrán, los tres predios entre Artículo 123 e Independencia en sus dos esquinas están parcialmente derruidos, permitiendo la vista de la parte posterior del edificio Marst, que anteriormente permanecía oculto en la perspectiva, años antes había sido desocupado el estudio de H. J. Gutiérrez, aunque el letrero permaneció hasta el fin del edificio. Coincidentemente ese año murió el fotógrafo H. J. Gutiérrez. En la actualidad no existe ningún edificio enteramente construido de hierro fundido en la ciudad de México; exceptuando el kiosco Morisco.


Otro de los crímenes cometidos en la ampliación de San Juan de Letrán es la perdida del Templo de Santa Brígida, obra iniciada el 5 de agosto de 1740.


OTROS EDIFICOS DE HOJA DE LATA EN LA CIUDAD DE MÉXICO.

Se construyeron otras estructuras de hierro fundido en la ciudad de México durante el porfiriato, como el restaurante y café Chapultepec, hoy desaparecido, lo que actualmente es el kiosco morisco de Santa María la Ribera, algunas de las fuentes en la Alameda central, el monumento meteorológico en el jardín Guardiola; y secciones en construcciones convencionales, algunos de estos inmuebles necesitan de una pronta protección por su valor artístico, para no incrementar la lista de los " Ya desaparecidos".

Postal, Café Chapultepec, Latapi & Bert, antes de 1910, el Café restaurante se ubicaba en el predio actualmente ocupado por el museo de Arte Moderno.


"1º de enero de 1904, El Mundo Ilustrado: En el sitio más hermoso de México al pie del legendario bosque de Chapultepec, un poco a la izquierda de la gran avenida que rodea el parque, se alza el famoso "Café Restaurant Chapultepec", sin disputa el mejor de los comedores, el preferido de la high life de México, ya para comidas íntimas, ya para los grandes banquetes que constituyen un acontecimiento."


Imagen de Café Chapultepec, cortesía de Carlos Villasana. En ella además de disfrutar la vista del Café, en la glorieta en su frente podemos ver otro de los característicos elementos de hierro fundido del periodo porfiriano, los albortantes. hay que señalar que la palabra es un mexicanismo que se usa para definir una candelero sin pie, o los brazos del mismo, que también se uso para llamar al las estructuras del alumbrado público. Por motivos muchas veces no claros, y en aras de la modernidad la ciudad de México ha sido destruida, y poco a poco todos los albortantes se perdieron, años después la nostalgia y los intentos de restauración, en el centro histórico y en zonas como Coyoacan y Tlapan, impulsó su recolocación, versiones modernas de mala calidad en aleaciones poco confiables, que muchas veces se han caído sobre las aceras al quedar totalmente corroídas sus bases.


Postal, el edificio del teatro Colón ya convertido en comercios a fines de los años 50's, fotografía de Aurelio Escobar C.

El edificio del Antiguo Colegio de Niñas de Santa María La Caridad, actualmente con la dirección de 16 de Septiembre 27, y sede del Club de Banqueros de México, en sus inicios fue una construcción Virreinal proyectada a instancias de Fray Juan de Zumárraga, proceso largo y con muchas modificaciones. A pesar de ser el colegio más antiguo de la América Hispana y el de mayor prestigio en México, por razón de las Leyes de Reforma, el edificio fue rematado y las niñas trasladadas al colegio de las Vizcainas; por un tiempo el edifico albergo al Casino Alemán, en 1909 el arquitecto Emilio Gómez del Campo lo reforma para convertirlo en el Teatro Colón. Durante las modificaciones se añadieron en su fachada balcones de hierro fundido (pilastras, ménsulas y remates de medio punto), sería María Conesa con el espectáculo La Gatita Blanca la encargada de inaugurar el teatro el 9 de junio de 1909. Dicha etapa del edificio concluiría en 1953 con un nuevo uso, ahora cinema Imperial; a fines de los años 50's el edificio fragmentado en establecimientos comerciales muestra un notorio estado de deterioro, parte de las aplicaciones de hierro fundido han desaparecido, finalmente pasara por un periodo de completo abandono hasta ser recuperado por la Asociación de Bancos de México y el Club de Banqueros.

Kiosco del Buen Tono, expendio de la fabrica de cigarros en la calle de Puente de San Francisco, actualmente Avenida Juárez.


El Kiosco Morisco, diseñado por el ingeniero José Ramón Ibarrola, para la exhibición Universal del Algodón en Nuevo Orleans, del 16 de diciembre de 1884 al 1 de junio de 1885. Durante la exposición se le llamó: Mexican Alhambra Palace. Posteriormente y gracias a su estructura de hierro fundido se trasladó a la ciudad de México, volviéndose a armar en el espacio hoy ocupado por el Hemiciclo a Juárez, donde permaneció hasta 1910, por obvias razones, de nuevo se mudo hasta la Alameda de Santa María la Ribera. Las secciones del Kiosco Morisco se fundieron en Union Mills Foundry parte de la Keystone Bridge Company propiedad de Andrew Carnegie. Durante su estancia en la Alameda central fue la sede de los sorteos de la Lotería Nacional. Se le declaró monumento nacional por el Instituto Nacional de Antropología e Historia en 1972, siendo completamente restaurado en el 2003. Claro ejemplo de la facilidad de conservación de estos inmuebles, bastante movibles que hubiera permitido la subsistencia de cualquiera de ellos en la actualidad.


Kiosco Morisco en la Alameda Central, anterior a 1910, fotografía de George P. Thresher, Malcolm Lubliner Collection.



Otros interesantes supervivientes los tenemos: Uno en la esquina de Zaragoza y Pedro Moreno en la colonia Guerrero, donde se pusieron remates de la misma forma que en Antiguo Colegio de Niñas; construcción en completo abandono y apunto de derrumbarse. El otro ejemplo situado en la calle de 5 de Mayo y Gante, es un volado en la esquina de dos niveles, con planta semi octagonal, que como estructura habitacional es la única existente en la ciudad de México.

8. H. J. Gutiérrez, fabricante e importador.


Publicado por Arturo Guevara Escobar en

Sin comentarios

.
Fabricante e importador, suena sugerente como calificativo para un personaje que por muchos años se le consideró foto reportero. Inclusive como fotógrafo de Estudio resulta una actividad más inclinada al comercio que a la creación artística.



Es en 1905, en la papelería impresa de La Casa Amplificadora de Retratos, donde el mismo Heliodoro J. Gutiérrez se auto denomina de esa forma: fabricante e importador. La evidencia apunta a que H. J. Gutiérrez incursionó en el mercado tipográfico y papelero. Él específicamente nos dice que fabrica cromos y lunas biseladas. En 1922 funda una revista, y al parecer por un tiempo produjo su propia papelería.


Entre 1905 y principios de los años veintes, usa una gran variedad de soportes, marcos de cartón, carteras, y demás elementos de papel en la presentación de sus fotografías. Hemos identificado más de 50 modelos diferentes, desde elementales hasta de intricado trabajo artesanal. Algunos modelos son usados al pasar del tiempo con diferentes marcas distintivas de los estudios pertenecientes a H. J. Gutiérrez y Aurelio Escobar, inclusive mucho después de su fabricación.

Hay variedad en los tipos de papel, texturas, impresos en relieve, con distintivos en bajo y alto relieve, impresos con tinta, etc., se trata de material de papelería diseñada para Estudios Fotográficos en exprofeso. En algunas de las muestras inclusive hay anotaciones del nombre dado al producto, sus variedades de color y los precios. Heliodoro J. Gutiérrez no solo usaba estos productos personalmente, los vendía a otras casas fotográficas. Por lo menos tenemos evidencia que le suministraba productos a los estudios Napoleón, Mack y a Ramón Díaz fotógrafo de Orizaba Veracruz.

Uno de los productos ofrecidos al estudio Mack está marcado como nº 174, se trata de una cartera 9x12 con una hoja protectora semi transparente texturizada, y un soporte rígido para la fotografía simulando un marco rectangular en alto relieve en cartón estampado para una fotografía 6 ½x8 ½ . Y tenía un precio de $30 por docena, $18 la media docena y $12 por tres piezas.

Como vemos para 1910 son productos de un elevado costo, y solo estudios fotográficos de renombre y con clientela de alto poder adquisitivo podían adquirirlos. En un principio los fotógrafos de estudio personalizaban ellos mismos sus presentaciones, con sellos de tinta, con sellos metálicos de bajo ó alto relieve impresos en los papeles húmedos en una prensa, algunos otros usaban papelería impresa en imprenta. Aquí nos encontramos con una combinación de todo ello a un nivel más sofisticado, que tan grande era su mercado, a lo mejor no lo sabremos nunca.



¿Qué actividad ejercía en la cadena H. J. Gutiérrez; el diseño, la maquila, era importador, personalizaba el material, ó era realmente productor?

Heliodoro J. Gutiérrez nación en Zacoalco de Torres Jalisco, dentro de un complejo sistema de parentescos con las familias más notables de la zona, especialmente con las asentadas en Sayula y Tapalpa, geográficamente colindantes a Zacoalco.

José Vicente Gutiérrez, en 1840 crea La Constancia, fábrica de papel de imprenta a partir de desperdicios de hilados y tejidos, en el poblado de Tapalpa; se sabe que funcionó hasta finales del siglo XIX, otras fuentes dicen que producía papel para cigarros a principios del siglo XX; pero en la misma localidad estaba también la fábrica de papel de Palomar…

A principio de los años veintes Domitila Escobar Castellanos, quien trabajara con Heliodoro J. Gutiérrez, entabla una relación amorosa con el fotógrafo, reportero, tipógrafo e impresor Arnulfo García Ramírez, productor de los semanarios El Argos (1922-23) e Iris (1925-34) entre otras cosas…

7. Uno entre Pares.


Publicado por Arturo Guevara Escobar en

Sin comentarios

.
Heliodoro J. Gutiérrez era diez años mayor que Aurelio Escobar Castellanos, inicio su carrera fotográfica diez años antes, pero Aurelio ejerció la profesión por treinta años más.

Las generaciones de fotógrafos especialmente los avecindados en la cuidad de México, una tras otra lo conocieron durante sesenta años…y lo llamaron el Artista. Injustamente después, lo olvidaron.

Durante noviembre de 1911 los fotógrafos de prensa se reúnen con la finalidad de conformar una organización que vele por sus intereses. Se trata en esencia de una sociedad exclusiva de éste tipo de fotógrafos, aunque se habla de incluir a todos los fotógrafos de México (El País 30 nov. 1911).

Su primera mesa directiva la asume: Agustín V. Casasola como presidente, Ezequiel Álvarez Tostado como secretario, Abraham Lupercio como prosecretario y Antonio Garduño como tesorero. Todos ellos reconocidos fotoreporteros.

Su primer acto oficial queda enmarcado con una exposición fotográfica de sus miembros. Ni Heliodoro Gutiérrez ni los hermanos Escobar formaran parte de ella, claro ejemplo de no ser considerados fotoreporteros. Sin embargo las más importante Casas comerciales y Diarios patrocinan premios para los participantes en dicha exposición (Nueva Era 30 nov. 1911). Y a Heliodro Juan Gutiérrez se le hace una invitación personal para asistir a la inauguración del evento.



Los que suscriben fotógrafos de los periódicos de la Capital, tienen la honra de invitar a Ud. A la apertura de la Exposición de Arte Fotográfico que se dignara inaugurar el Sr. Ministro de Instrucción Publica y Bellas Artes, el viernes 8 del actual en el salón anexo de la joyería “La Esmeralda”. Esperando nos honre con su presencia por lo que anticipamos nuestro grande concierto. Agustín V. Casasola, Ezequiel A. Tostado, Samuel Tinoco, E. Carrasco, Antonio Garduño. Inauguraran los señores. Lic. Serafín Rendón, Manuel de la Torre, Gonzalo Espinoza, Alberto Braniff, G. Smith, Enrique del Morral, Fernando Galvan, Luís A. Rojas, Juan Rol, Juan Saldivar, Miguel Ordorica …

Entre lo notables invitados a la inauguración del 8 de diciembre de 1911, reconocemos al pionero de la aviación mexicana Alberto Braniff, primer piloto mexicano y latinoamericano.


Aurelio Escobar solo observaba, conservando recortes de periódico y recuerdos.

Heliodoro J. Gutiérrez ganará influencia y un lugar dentro de la Asociación Mexicana de Fotógrafos de Prensa, al grado de ser su tercer presidente en 1913.

Necesitaría pasar un decenio para que las cosa empezaran a cambiar. Durante el gobierno de Plutarco Elías Calles se multiplicaron las organizaciones obreras y campesinas. Los años veintes ven el relevo de la dirigencia gremial de los fotógrafos por una nueva generación de interlocutores.

Aurelio Escobar optara por el activismo político, afiliándose a diferentes organizaciones sindicales. 1924: Sindicato de Fotógrafos, retocadores y similares del D.F.; C.R.O.M. Uruguay nº 3, despacho 6. A partir de 1925 Aurelio Escobar tendrá una presencia constante en México dejando sus intervenciones en los Estados Unidos, el 19 de enero de ese año se le emitió su credencial al “Compañero” como miembro activo del Sindicato de Fotógrafos, Retocadores y Similares del Distrito Federal, era el miembro número 62.

El 15 de junio de 1926 se reúnen los señores: Martín Ortiz, Guillermo Martínez Quintero, Antonio Garduño G., Enrique Macias, Jerónimo Guzmán, Bernardo Cobos, Manuel Guerrero, Antonio Maya, Macario González, Juan de la Peña, Valentín Martínez Castaño, H. J. Gutiérrez, Adolfo de Porta, Basilio Argil, Apolonio Méndez, Miguel F. San Martín, Pedro M. Leguizamo, y J. Gonzalo G. Rivas, para fundar la Asociación de Fotógrafos de México, Sociedad Mutualista. (Notaría Nº 46, escritura 5320, Volumen 74, a cargo del Notario José Díaz Lombardo).

Aurelio no participa como miembro fundador. Por algunos de los registros de inscripción se ve la buena acogida de la organización a nivel nacional. Era una modesta posición la suya entre los cabecillas de los fotógrafos, ya no figuraban los Casasola, pero H. J. Gutiérrez aún se le ve ahí y aporta su estudio como dirección oficial. En octubre de 1931 la revista Helios informa la posición de H. J. Gutiérrez como vocal de la Asociación.



1927, Aurelio Escobar se agremia al Sindicato de fotógrafos, cinefotógrafos, retocadores y similares del D. F. CROM. Aurelio Escobar a través del contacto con los ideólogos y protagonistas del movimiento revolucionario mexicano, así como los movimientos mutualistas en los Estados Unidos toma conciencia de sus derechos de grupo, de las formas y métodos de hacerlos saber y respetar. Su buena relación con los miembros del poder político en México lo ira conformando poco a poco como el interlocutor oficial en la voz escuchada por unos y por otros.

Diez años después de la fundación de la Asociación de Fotógrafos de México se ve su fracaso por el poco compromiso de sus líderes, y con menos pretensiones una nueva organización surge: la Unión Sindical de Fotógrafos Profesionales y Similares del Distrito Federal, Aurelio Escobar es nombrado Secretario del Interior, y se le da como domicilio oficial: A. Escobar Foto, Av. 16 de Septiembre 64; estudio y casa de Don Aurelio Escobar.


Son los años 30's, de constantes conflictos; los económicos, la competencia desleal de importadores, la migración de fotógrafos europeos expulsados por la turbulencia política de sus países, los reglamentos y disposiciones gubernamentales, en general la convivencia con el Gobierno.

Aurelio Escobar dará la cara en el Sindicato Patronal de Fotógrafos de México (Isabela Católica nº8) con desplegados en los diarios, con mediaciones ante las autoridades conducentes, usando sus contactos, escuchando y haciéndose oír.

A la derecha aparece el desplegado del 10 de agosto de 1935, en el periódico El Universal Gráfico, informando del memorial enviado al Presidente de la República general Lázaro Cárdenas, como parte de la lucha de los fotógrafos en contra de los Importadores y distribuidores de artículos fotográficos. También la respuesta dirigida a José Luviano, Antonio Garduño G. y Aurelio Escobar, el 18 de diciembre de 1935, por parte de la Secretaría de la Economía Nacional, sugiriendo la conformación del Sindicato como Cooperativa para facilitarles sus gestiones.

La Confederación de Trabajadores de México Comite Nacional (CTM), convoca para el 21 de febrero de 1938 a su Primer Congreso Ordinario, Aurelio Escobar asiste como Delegado de la Unión de Fotógrafos Profesionales y Similares del D. F., representando a sus 111 socios.

En 1944 se solicita por su medio la ampliación de los horarios permitidos de trabajo para ser coherentes a los establecimientos donde se labora, como restaurantes y centros de diversión. Fiman: Aurelio Escobar, Jerónimo Guzmán, Marcos Radosh, Jaime Gorodginni, David Patiño, Javier Sidilla, Herman Kreiner, Antonio Jasso, Donato Ramírez, Issac Borkow y Guillermo Morán.

En 1949 la conservadora Asociación de Fotógrafos de México, Sociedad Mutualista, con nuevos dirigentes y después de la escisión de los fotógrafos de prensa en 1946, toma la decisión de fortalecer la sociedad mediante la conformación de la Cámara del Fotógrafo ante la Secretaría de Economía. Aquí ya se le da a la Sociedad el domicilio social de A. Escobar Foto, Av. 16 de Septiembre 64., con Aurelio Escobar a su cabeza.



En el documento de siete páginas firman y estampan su sello más de un centenar de fotógrafos capitalinos; entre ellos no aparecen los hijos de Heliodoro J. Gutiérrez. En su primera hoja junto a Aurelio Escobar vemos a: Hugo Brehme, y Martín Ortiz llamado décadas después el último de los románticos, Antonio Garduño, etc...

La renovación era necesaria y de una reunión en el restaurante Finisterre el 10 de noviembre de 1954, surge el compromiso de formar un nuevo cuerpo social: La Asociación de Fotógrafos Profesionales de la Republica Mexicana.

Sin importar el cargo Aurelio Escobar Castellanos será hasta su muerte tomado en cuenta; con gran humildad el 7 de julio de 1963, con 57 años de ejercicio profesional recibe el diploma de la Asociación de Fotógrafos Profesionales de la Republica Mexicana:



“Certifica que: Aurelio Escobar Castellanos ha sido aprobado en el examen técnico y artístico, realizado ante esta asociación, habiendo demostrado su alta capacidad para el desarrollo de sus trabajos como Fotógrafo Profesional.”

Fragmento del libro:
Mirando fotografías, Recuerdos de Familia. De Arturo Guevara E. ©. Actualizado 26 de enero 2009.