Jacobo Kalb, una lectura diferente. Parte I


Publicado por Arturo Guevara Escobar

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Antes de la invención de la escritura con caracteres fonéticos y su aplicación universal, existieron sistemas de lectura y escritura que hoy en día están muy limitados, no referimos a las convenciones simbólicas, nuestra capacidad de interpretar y crear discursos mediante un conjunto de valores iconográficos nos resulta muchas veces tan extraño, que ni siquiera nos damos cuenta de su existencia, el mensaje pasa desapercibido…

Jacobo Kalb, judío de origen austriaco llegó a México a principios del siglo XX, comerciante y dueño de la tienda de curiosidades: “Iturbide Curio Store”, dentro de sus aventuras empresariales editó varias series de tarjetas postales, bajo las firmas: “Iturbide Curio Store”, “J.C.S” y “J. K.”. Francisco Montellano identificó “J.C.S.” como “Iturbide Curio Store”, donde la “J” es una convención tipográfica y fonética en lugar de la “I”, en ese sentido es común las formas Jacobo o Iacobo. En las tarjetas postales marcadas como “J.K.” es frecuente ver el cambio en los rótulos, donde la “I” inicial de las palabras se cambia por “J”, en las tarjetas número 12 y 13 se escribe “Jturbide” en lugar de Iturbide.

El caso de la serie marcada como “J.K.” es en especial interesante, de ella nos ocuparemos a continuación en detalle. Lo primero que debemos aclarar es la cualidad de J. Kalb como editor, con frecuencia se ha cometido el error de confundir a los editores, impresores y creadores de las imágenes que se plasmaban en tarjetas postales, dándole las cualidades de uno a otro. En el caso de postales impresas mecánicamente, así sean por procesos Litográficos, Huecograbado, o fotomecánicos como la Fotocolografía (Collotype) y el Albertipo, es el impresor quien hace este trabajo; en México son excepcionales los casos donde un fotógrafo se dedica a la impresión, como es con Ezequiel Álvarez Tostado. En algunos otros casos el fotógrafo funge como editor como Guillermo Khalo, C. B. Waite, o Hugo Brehme; pero la mayoría de las veces los editores no son ni fotógrafos, ni impresores. El editor es el individuo capitalista y promotor de la empresa (proyecto), él define dónde se imprimen las tarjetas, cuantas, de que modelos, monocromáticas o entintadas, coloreadas manualmente, verticales u horizontales, de él depende elegir la extensión de la serie y el contenido visual, él determina a quien se le compran las fotografías, etc.

La serie editada por Jacobo Kalb con las iniciales “J.K”, no es notable por la calidad de su impresión, lo cual demerita la calidad compositiva de las imágenes, no lo es por la originalidad, muchas de las imágenes seleccionadas por él aparece con otros editores, ni por la rareza, la facilidad con que se encuentran es indicativo de una producción en volumen; lo que la hace especial es el discurso iconográfico, el lenguaje simbólico hilado entre una y otra tarjeta. La serie está compuesta de cerca de trescientas imágenes, por lo menos 177 de ellas se editaron bajo la convención de la Unión Postal Universal para tarjetas postales con reverso sin dividir, la postal fechada más antigua que pude consultar corresponde al 10 de mayo de 1906. Habría una reedición y seguimiento de la serie probablemente en 1908. La parte que nos interesa por tener una uniformidad simbólica son las primeras treinta. El análisis lo dividiremos en tres partes, cada una dedicada a un grupo de diez postales.

Todas las tarjetas (286) están marcadas en su rótulo de la siguiente manera “J. K. (numero de la Tarjeta). México. Regist.”, seguido de la descripción de la tarjeta; a esto hay una excepción notable la tarjeta número uno.

En ella el rótulo va primero y se lee: “C. Gral. Porfirio Díaz Presidente de los Estados Unidos Mexicanos”, y en renglón aparte la identificación.

Es un retrato ¾ o encuadre americano del entonces presidente de la República Mexicana, vestido con uniforme de gala; el título se dan con total propiedad en un crescendo a partir de “Ciudadano” (C.)—“General” (Gral.)—“Presidente”—“Nación”, usando el nombre correcto para el país y no solo una abreviación como normalmente se encuentra en este tipo de materiales, “México” (casi siempre sin usar acento sobre la “e”). Es una deferencia al país y a su gobernante que le ha dado acogida como inmigrante a Jacobo Kalb.



La segunda postal también es un retrato del General Díaz, de pie y cuerpo completo con el mismo uniforme de gala, y aunque el rótulo es exactamente el mismo de la anterior, la identificación se coloca primero. Esta imagen es mucho más compleja que la primera y su interpretación no es aparente; al General se le representa como Heracles (Hércules), veamos cómo se da la relación. Heracles es una manifestación de la “Fuerza” (Poder), que realiza las obras difíciles o inauditas, por ello el héroe acomete sus hazañas la mayoría de las veces con las manos desnudas o en el mejor de los casos ayudado de una maza de madera, el nombre de nacimiento del Heracles fue Alcides (Alke= fuerza, vigor). La manifestación iconográfica de Heracles es el león, precisamente el primero de los doce trabajos de su coclo fue matar al león de Nemea, despojándolo de su piel para vestirla y transmutarse simbólicamente en león. El General Díaz es el “Hombre fuerte de México”, el poder unipersonal que fue capaz de poner fin al caos, equivalente de los doce trabajos de Heracles, en la fotografía el general reposa su brazo derecho sobre un mueble de “madera” con un medallón con cabeza de “león”. En la mitología griega Alcides es considerado el gran enemigo de Hera, hasta un punto donde se congracian y el héroe asume el nombre de Heracles, “Gloria de Hera”. Hera, es la diosa patrona del matrimonio y la familia, la familia es la unidad mínima de la sociedad y la nación. La fuerza cuando no tiene límites es enemiga de la sociedad, pero la sociedad necesita del vigor de misma, de la “Ley y Orden” (Ley: el conjunto de normas que nos mantienen unidos, “ligados”; Orden: el conjunto de alianzas, atados, ligámenes que conforman un tejido). El caos (ausencia de estabilidad: movimiento) en el cual México estaba sumergido era consecuencia de una constante guerra civil desde el momento de su independencia y de las guerras con naciones extranjeras, la fuerza bruta desatada en pleno, el mismo Díaz era representante de ese desorden, promotor de varios levantamientos armados, pero en la imagen su sombrero de general yace sobre dos libros, la fuerza está contenida sobre el orden y progreso, metas que se propuso el gobierno porfirista. Curiosamente en la mitología Hera y Alcides se congracian cuando este último ayuda a su padre, Zeus, a matar al Rey de los gigantes Porfirión, que intentó abusar de Hera. Porfirio: a este nombre se le atribuye el significado de purpureo y de ahí relacionado a la realeza, pero de la misma raíz en griego tenemos “porfireos” que también significa sangriento, y “porfiro” el mar embravecido, “otra versión de Tifón”, los gigantes son la manifestación de las fuerzas incontrolables de la naturaleza. En cierta forma podríamos llamar al General Díaz: “Mexicles”, “La Gloria de México”, pasando de ser una amenaza al orden establecido, al formador de un estado viable. Se le atribuye al mismo Porfirio Díaz que dijo en relación al movimiento revolucionario de 1910: “Madero ha soltado al tigre; habrá que ver si puede controlarlo”. 



La tercera imagen es una vista del castillo de Chapultepec, completando el primer cuadro:

Primera postal: Cabeza
Segunda postal: Cuerpo
Tercera Postal: Sustento (pies)

El Castillo de Chapultepec era la casa presidencial, un equivalente al Olimpo griego, y al mismo tiempo sede del Colegio Militar. Las tres primeras postales representan a la nación mexicana en su caracterización individual, "Presidente", y en su pluralidad anónima, "Ciudadano"; en la Grecia clásica el ciudadano tiene la obligación de cumplir con el servicio militar, así la palabra “laos” se usa como: ejército, pueblo, nación; “leospheteros” el conciudadano, es la relación personal ante la comunidad y el individuo; palabras que podrían compartir su raíz etimológica con “Leos” el León, en función que simbólicamente en los pueblos indoeuropeos el León representa al rey, y al guerrero, la más alta jerarquía y al mismo tiempo la ausencia de jerarquía dentro del grupo; por eso dentro del lenguaje de carácter religioso el “laico” es el individuo sin rango eclesiástico, y el Estado Laico debería ser aquel donde todos los ciudadanos tienen el mismo valor. En los relatos de la guerra de Troya, Protesilao, príncipe de Tesalia, cumple con el oráculo que había profetizado: “el primer griego que pisara la tierra al desembarcar, sería el primero en morir”, de ahí “protesilao” (protosilao) el primero de la nación, el primero del pueblo; tanto Heracles como Porfirio Díaz son un “protosilao” en sus respectivas historias.

Zeus al dejar embarazada a Alcmena, madre de Alcides, proclama que el próximo nacido de la casa de Perseo sería rey, lugar destinado a su hijo Alcides, pero la intervención de Hera lo hace perder su lugar (deja de ser protosilao); más tarde la Diosa protectora de la familia induce la locura en Alcides, provocando que matara con sus propias manos a sus hijos, en consecuencia es desterrado de la sociedad (es excluido del Laos), y para su reintegración debe cumplir con una penitencia, sirviendo a su primo Euristeo (El de extenso poder), rey de la Argólida, puesto que en derecho le correspondía a Alcides (su primer trabajo en su penitencia es matar un león).

En nuestra representación iconográfica la cabeza (busto) representa el área creativa, reflexiva, “Dirección”, la fuerza creativa. El cuerpo es el ejecutivo, la fuerza bajo las directrices de la “Ley y Orden”. Por último la energía generativa, la riqueza en el pueblo, ejército (laos), “Progreso”, fuerza productiva. Estas mismas características son las que el pitagorismo atribuía los tres primeros números.

1=Unidad-Inicio.
2=Separación-Meta.
3=Primer complemento-Primera perfección.

La perfección social se encuentra en la unidad del pueblo bajo la Ley y el Orden.

La cuarta tarjeta es lo que llamaremos una tarjeta pasaje o puerta, comunicando el primer bloque con el siguiente con el valor pitagórico de Consolidación-orden (primer orden). Tenemos una vista del castillo de Chapultepec al fondo y en primer plano el Café restaurante Chapultepec. El espacio olímpico y el espacio casi terreno. No es el espacio completamente mundano al que nos adentramos se trata de los “Campos Elíseos”; el espacio donde los hombres virtuosos y los “guerreros heroicos” pueden descansar. Este “Campo Eliseo Mexicano” se compone de cinco postales (de la nº5 a la nº9), representan la capacidad humana de crear, modificar y controlar, en si, la virtud representante del Orden. Todas las postales contiene imágenes del bosque de Chapultepec, tres terrenas y dos acuáticas; las fuerzas de la naturaleza se manifiestan apacibles, bajo control en un ideal idílico. Las tres primeras son caminos, en su primera palabra del rótulo son: 

1=Entrada-principio
2=Hermosa-perfecto, ordenado
3=Bosque-diversidad y unidad

Por su representación iconográfica: 

1.-Amanecer-color amarrillo-inicio
2.-Medio día-color azul-tranquilidad, estabilidad
3.-Atardecer-color rojo-vitalidad

Las tarjetas acuáticas mantienen el sentido de camino, paso. La tarjeta 8 representa el proceso iniciático (para el pitagorismo sería el número de la reciprocidad, el bosque y castillo de Chapultepec se reflejan simétricamente en el lago), muerte simbólica del individuo, que las tres tarjetas anteriores prefiguran. El alma de los muertos bebe de las aguas del río Leteo (olvido), rió del Hades que desemboca en la laguna Estigia y al mismo tiempo frontera de los Campos Elíseos, para perder la memoria y así poder reencarnar. El individuo muere y se olvida de sí mismo convirtiéndose en ciudadano, deja de ser “uno” para formar parte de la unidad de la diversidad, formando parte del bosque, que es la nación.

La número 9: el embarcadero, correspondería simbólicamente a la laguna Estigia, como dijimos uno de los límites de los Campos Elíseos a los que se llegaba a bordo de una barca. Los dioses griegos hacían sus juramentos bebiendo en una copa de oro llena de agua de la laguna, y si faltaban a su juramento perdían la voz por nueve años, y eran excluidos del banquete de los dioses por nueve años.

La tarjeta número diez representa la consolidación, fin del ciclo, nuevamente es una tarjeta pasaje, textualmente: vemos un corredor sin presencia humana al interior del castillo de Chapultepec con una puerta cerrada al fondo. La puerta limita el espacio del mundo ideal del mundo real, para franquearla necesitamos de la llave.

Si la perfección social es la unidad, el individuo debe pasar por el proceso iniciático, como lo hizo Alcides…La Nación requiere de la fuerza de la cohesión, del sacrificio y vocación, de la aplicación de la virtudes; Prudencia, Justicia, Fortaleza, y Templanza.

Puede ser que Jacobo Kalb haya tenido una idea clara del contenido simbólico de sus tarjetas, puede que sea una feliz coincidencia, y que yo vea lo que mi bagaje cultural me permite atisbar. Sea de una forma u otra es innegable que se puede argumentar con sentido más allá de lo obvio sobre el conjunto de imágenes, homenaje al heroico esfuerzo del hombre que dio viabilidad a la nación mexicana. Es bueno recordar el himno nacional mexicano…

Mexicanos, al grito de guerra el acero aprestad y el bridón y retiemble
en sus centros la tierra al sonoro rugir del cañón.
Ciña ¡Oh Patria! Tus sienes de oliva de la paz el arcángel divino, que en el Cielo tu eterno destino, por el dedo de Dios se escribió.
Mas si osare un extraño enemigo, profanar con su planta tu suelo, piensa
¡Oh Patria querida! Que el cielo un soldado en cada hijo te dio.

Si bien el legado de Don Porfirio Díaz es patente en muchas partes de México, el buen legado del hijo, del soldado, y del ciudadano, no hay ningún monumento que le rinda justa memoria.

Se le llama "Dictador", bueno también Pericles lo fue...

Para ver la serie del número 1 al 50.